Un proyecto nacional liderado por el Instituto Universitario de Historia Simancas (IUHS) de la Universidad de Valladolid (UVa) está siguiendo el rastro de las mezquitas y cementerios mudéjares presentes en el entorno de la cuenca del Duero, con el fin de aglutinar y poner en valor este patrimonio disgregado. Los investigadores pretenden aumentar el conocimiento sobre la identidad religiosa de los mudéjares castellanos, un asunto del que aún faltan muchos datos por conocer.
El proyecto, de tres años de duración, está financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades en el marco de la convocatoria de Proyectos I+D Excelencia (HAR2017-83004-P). En él participa un equipo multidisciplinar -formado por arqueólogos, medievalistas, modernista, historiadores del arte y una arquitecta- procedentes de la UVa, el Museo de Ávila, la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Salamanca y la empresa Marco Lógico Consultores S.L.
La presencia política y social del islam constituye una de las principales señas de identidad de la historia medieval hispana respecto a su homóloga europea. Pero, a diferencia de otras regiones, la débil huella que los mudéjares del entorno del valle del Duero dejaron en los documentos escritos de la época ha contribuido a que su presencia pasara casi inadvertida para los medievalistas.
No obstante, “el Islam vivido en minoría en las tierras septentrionales de la Corona de Castilla constituye un escenario y un ejemplo excepcionales para estudiar lo que para muchos pasó por ser un episodio residual y casi invisible del mudejarismo peninsular”, explica la profesora de la UVa Olatz Villanueva Zubizarreta, investigadora principal del proyecto.
En los últimos años, las investigaciones de archivo, las excavaciones arqueológicas y el análisis patrimonial -en buena parte realizadas por el equipo de investigación-, han arrojado información sustancial sobre los espacios de religiosidad mudéjar en la cuenca del Duero. Sin embargo, estos espacios fundamentales, mezquitas y cementerios, no habían sido estudiados hasta el momento de forma conjunta y decidida.
Para obtener la mayor información posible sobre estos espacios, los investigadores indagarán en diversas fuentes: archivos donde presumiblemente se conservan documentos sobre los espacios de culto islámicos -como el Archivo General de Simancas o el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid-; informes y memorias de prospección, excavación arqueológica y expedientes de restauración depositados en los servicios territoriales de Cultura de la Junta de Castilla y León, en la Dirección General de Patrimonio y en los museos de la comunidad; información bibliográfica e imágenes antiguas recogidas en archivos como la Fototeca de la Filmoteca de Castilla y León.
Toda esta información se registrará en una base de datos y no solo permitirá mejorar el conocimiento histórico-arqueológico y artístico del mudejarismo castellano, sino también avanzar en la protección, gestión y difusión de este Patrimonio por parte de las instituciones. Incluso, este proyecto “trata de contribuir a crear una base sólida de conocimiento que sirva como fundamento al desarrollo de actividades innovadoras en empresas dedicadas al Patrimonio”, apunta Villanueva Zubizarreta.
Mezquitas: lugares para el rezo y la reunión de la comunidad
El proyecto se inició hace ahora un año. Uno de los espacios que se están investigando son las mezquitas que los mudéjares levantaron en las villas y ciudades del valle del Duero en las que habitaron, lugares para el rezo y la reunión de la comunidad, de la aljama.
“El conocimiento que tenemos de ellas cada día es más importante. Conocemos el emplazamiento de algunas, somos capaces de reconocer algunos de sus vestigios y hemos recopilado una nutrida nómina de documentos que nos dan detalle de sus construcciones”, precisa la profesora de la UVa.
Mientras que en unos casos se trata de simples menciones a su existencia, en otros se acompañan de datos que permiten localizarlas, datarlas y reconocerlas. Así, se conocen las mezquitas de las aljamas más populosas (Ávila, Valladolid, Arévalo) y también de algunas de menor entidad, con una vecindad de varios centenares de mudéjares (Burgos, Segovia o Aranda de Duero) o de entorno a un centenar (El Barco de Ávila, Piedrahita o Palencia).
Espacios funerarios
Por otro lado, gracias a la documentación escrita se conoce la existencia de cementerios islámicos en las villas y ciudades del Duero donde habitaban comunidades mudéjares. Hubo cementerios en todas las aljamas, incluso varios en algunas, como la de Ávila, donde hay constancia documental de la existencia de tres cementerios islámicos en uso a finales del siglo XV, entre ellos el de San Nicolás, con más de 2.000 sepulturas.
La Pragmática de 1502 puso fin a la profesión de la fe islámica en la Corona de Castilla. Las mezquitas fueron desmanteladas o transformadas y los cementerios se abandonaron al bautizarse la población mudéjar. “En algunos casos, cierta documentación atestigua que sus materiales (piedra, madera, metal) fueron vendidos para su reaprovechamiento en la construcción de otras edificaciones urbanas, ahora cristianas. En otros, cabe pensar que aún se encuentren en pie, reformados o camuflados en otras construcciones posteriores, igualmente cristianas”, señala la investigadora.
El proyecto ayudará a desentrañar estos supuestos y permitirá conocer la pervivencia religiosa (islámica) de los mudéjares, así como profundizar en el grado y rasgos del Islam que practicaban los musulmanes castellanos. Además, posibilitará un mayor conocimiento de la singularidad de estos musulmanes inmigrados (no conquistados) en el panorama del mudejarismo peninsular, al ponerlos en relación con otras realidades mudéjares como la aragonesa, andaluza, extremeña o portuguesa.