Hace ahora 10 años cuatro colegas (ahora también amigos, Ana Echevarría, Javier Jiménez, Serafín de Tapia y Olatz Villanueva) contactábamos para iniciar una actividad investigadora conjunta. Compartíamos una trayectoria común, aunque hasta entonces individual, dedicada al estudio del islam mudéjar y morisco en la Cuenca del Duero. Cada uno habíamos iniciado líneas de trabajo particulares y paralelas, seguramente determinadas por nuestra dispar formación académica, tanto cronológica como metodológica. Quien más años llevaba en la brecha era Serafín de Tapia, un referente para el resto, quien desde su Universidad de Salamanca llevaba años dedicado al estudio de la comunidad morisca de Ávila. Más tarde nos sumamos los medievalistas, Ana Echevarría de la UNED (fundamentalmente, desde el registro escrito) y los arqueólogos Javier Jiménez, del Museo de Ávila, y Olatz Villanueva, de la Universidad de Valladolid.
El indiscutible atractivo del tema de esta investigación histórica, la excepcional documentación conservada (escrita, arqueológica, patrimonial) y la coincidencia de intereses personales nos llevaron a imaginar, diseñar e impulsar proyectos conjuntos para descubrir el pasado islámico que existió en la cuenca del Duero y que apenas había contado con la atención de la historiografía. Y así empezamos, ilusionados por lo que podríamos llegar a aportar si aunábamos esfuerzos y experiencias. Nunca imaginamos que hoy sabríamos tanto de aquellos moros que vivieron en la sociedad bajomedieval y moderna de estas tierras al norte del Sistema Central, pero queremos pensar que todavía queda mucho por conocer y que lo haremos.
Desde entonces hemos caminado juntos y también por separado (pero no alejados). Hemos trabajado en proyectos en los que hemos invitado a participar a otros colegas, algunos de los cuales llegaron para quedarse y se han convertido en un pilar básico para nuestras investigaciones. A los consagrados, se han sumado los jóvenes investigadores en formación que nos aportan una nueva perspectiva y formación, además del entusiasmo de quien se inicia en esta apasionante tarea del conocimiento. Todos, quienes seguimos, estuvieron, pasaron o volverán, forman parte de este proyecto ilusionante que fue y es el estudio de la minoría islámica castellana.
Este es el cuarto proyecto de investigación concedido en convocatoria pública que desarrollamos. En esta ocasión el equipo se ha conformado para estudiar desde distintas perspectivas, pero sobre todo la patrimonial, cómo fueron y cómo evolucionaron sus mezquitas y cementerios, dos de las expresiones más importantes de su identidad religiosa y cultural. Hemos apodado al proyecto ALM*ISLAM, de elocuente sonoridad, utilizando las tres primeras letras (alm) de las palabras con las que aquellos moros designaban a sus mezquitas (almají) y a sus cementerios (almocabyr).
Esperamos que los resultados de este proyecto sean tan fructíferos como los anteriores y que el trabajo en equipo sea otra vez enriquecedor y amigable. Inshallah